Lunes 20 de octubre de 2014 cerca de la 1pm, estoy
en casa de unos amigos y me llaman para ver el programa “Vladimir a la 1”,
donde entrevistaban a Tarek Willians Saab; atendiendo su motivación los
acompañé a escuchar y ver la entrevista.
Trate de relajarme y evitar prejuicios al escuchar
los planteamientos, quise ser objetivo, solo que el entrevistado daba
diferentes opiniones sobre un mismo tema, todas distintas y contrapuestas lo
que me lleno de asombro. Le escuche decir que a Maduro había que entenderlo porque había
recibido una situación muy difícil, y me preguntaba, ¿quien le dejo una
situación difícil a Maduro? Antes le escuche hablar de un buen gobierno
revolucionario. Lo escuche decir que Maduro lo había llamado para atender temas
de derechos humanos y recordó episodios de mucho tiempo atrás, pero se mostró
desconocedor del caso de Rosa Escarano a quien se le violaron sus derechos en
la cárcel de Ramo Verde al atender temas sobre la salud de su marido, sin dejar
de mencionar la suspensión de las visitas.
Una vez enterado del caso por Vladimir, generalizó
y haciendo un gran rodeo terminó por censurar la actuación de los funcionarios
de Ramo Verde, ¡sin querer queriendo! (me dio la impresión). Cuando quieren ser
neutrales aplicando la lógica, la justicia con aptitud racional y correcta,
chocan con el pasado reciente.
Quizás a Maduro le cuesta más, porque necesita
mostrarse agradecido de quien heredó sus funciones, las cuales nunca pensó
tener, pero la realidad lo obliga a comportarse distinto a su mentor y decir
que sigue su legado, típica expresión venezolana del "Arroz con
mango".
Esta expresión popular me trae reflexiones: el
Ministro del Interior, el presidente, su esposa y otros de rango se toman fotos
con colectivos, los mismos que después señalan de delincuentes, y luego bailan,
cantan karaoke con los que logran superar la muerte; pareciera que fueran
delincuentes solo “A VECES”.
"Arroz con Mango” también en la oposición
donde muchos se hacen los tipos duros con guiños al gobierno; donde muchos con
cargos públicos, por ejemplo alcaldesas o alcaldes, se muestran silentes ante
lo que pasa y ausentes de sus funciones, como si quisieran pasar por “debajo de
la Mesa”, disfrutando del los privilegio del periodo de gobierno y el poder,
para poderse retirar buchones, o quedarse acordados para ser la oposición que el
gobierno quiere.
Creo que la alternativa queda en manos de un
ciudadano observador, participativo, buscando y decidiendo sobre los mejores,
donde quiera que se encuentren. Si el ciudadano no se hace cargo y responsable
de su destino, si no se empodera de amor propio, de auto estima, seguiremos
siendo los cocineros del “Arroz con Mango”, y haremos que reinen los que
disfrutan del amargor y la indigesta que produce ese "manjar" a
quienes lo consumen con irresponsable apetito.
Edgar Luzardo
Anez.
23 de octubre de 2014