martes, 17 de marzo de 2015

Tiempos de absurdos.

El régimen ha hecho del absurdo su mayor propuesta para gobernar. La situación está planteada al grado que cualquiera que pretenda hablar sobre la realidad del país no tendrá oportunidad de hacerlo sin pasar por la vergüenza de reconocer que estamos en tiempos de destrucción de la Patria, ante la mirada complaciente de quienes al comienzo lo festejaban y hoy se inmovilizan ante una cobarde resignación al fracaso, negando toda posibilidad de luchar con éxito por un futuro digno.


El absurdo pasa por la invitación al pueblo a prepararse a la defensa de la patria, a dejar las colas para comprar o adquirir cualquiera cosa, y hacer cola para ayudar amarrar con mecates los cohetes o armamentos en camiones y diferentes sitios, para que los Venezolanos admiremos donde se han despilfarrados parte de los recursos necesarios para alimentos, medicinas y nos convierten en hazme reír de los supuestos enemigos. 

El absurdo pasa por no entender el fracaso, e imponer nuevas habilitantes para consolidar la represión y someter al que disienta de su bochornosa gestión, garantizando la consolidación del miedo para que crezca la sumisión, se anule el libre pensamiento y todos nos volvamos iguales de cobardes, aceptemos tener preso el autoestima, el amor propio en la misma celda donde han estado metiendo la dignidad. 

Que lejos estamos de ser un pueblo con sentido de verdadera Patria, que lejos estamos de sentir el honor de defender a nuestra familia, defender la verdadera Patria de quienes nos hacen pasar necesidades de alimentos, de medicinas, calidad medico hospitalaria, seguridad jurídica, económica, personal, del derecho al trabajo productivo. 

De verdad no sé si es absurdo el régimen o absurdo nosotros como ciudadanos que dejamos de ser aguerridos y nos convertimos en víctimas. El espíritu de lucha, el amor, la moral, la ética se nos han disminuido, ante quienes pretenden con el absurdo borrar la clara y cruda realidad del fracaso, por inexistentes resultados que solo a los estúpidos se les puede ocurrir explicar, o a los estúpidos se les puede ocurrir creer.

¡Son tiempos de absurdos!.


Edgar Luzardo Añez
17 de marzo de 2015-03-17