Decidí quedarme durante la Semana Santa a reflexionar sobre los recientes acontecimientos de mi país. Me aferre a Dios, a Jesús Cristo y a la Virgen para disfrutar de la mejor compañía.
Se vino a mi mente como seria la Semana Santa para los secuestrados por el Poder del Estado. Me pregunté como se sentirán Antonio Ledezma, Leopoldo Lopez, Daniel Ceballos, los estudiantes privados de libertad. Las comodidades de mi habitación y el saber que mi encierro era voluntario me impedían internalizar como en verdad se estarían sintiendo, pero aprecie que su fe. El amor a Dios, en el Hijo, la Virgen y a la Patria son herramientas importantes para combatir y soportar el castigo del tirano.
Pensé que solo así se pueden superar los caprichos de la miseria humana que alejada de toda justicia, ausentes de ética y moral, actúa con abuso de poder para someter físicamente a quienes con coraje y valentía defienden el derecho de creer en el progreso, en el ascenso social, en la defensa del libre pensamiento, en valores y principios, por eso ratifico que su detención (la de nuestros presos políticos) es física, porque el mensaje quedo claro en el Mundo, y cada día de cautiverio lo hacen vigente y fundamental para seguir la lucha por razones de vida con dignidad.
Esos valientes se la juegan y asumen riesgo de poder ser castigados como Juan el Bautista, cuando el Rey complaciente a caprichos de sus allegados, quiera exhibir como trofeo unos presos que solo el abuso justifica, pero que no podrán reducir porque las razones de la lucha se crecen y afloran ante un pueblo que despertará con ideas claras de libertad y conciencia plena de calidad de vida.
Pensé, que esta lucha también tiene sus Judas, que al igual que el Iscariote tendrán sus treinta monedas, pero también tendrán sus castigos. Creo que llego el momento de reencontrar corazones, pensamientos con el Crucificado, que esta Cruz que hemos levantado por mas de 15 años servirá de ejemplo para llenarnos de fuerza, de ganas de trabajar, para tomar decisiones, reinventarnos y con la Gracia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y la Madre Virgen tengamos vida para rehacer la Patria.
Edgar Luzardo Añez
3 de abril de 2015
