lunes, 5 de enero de 2015

Que caro lo estamos pagando.

Después de escuchar a Nicolás Maduro en su alocución del 04/01/2015, aumento mi preocupación por el país, verlo rodeado de funcionarios con cara de angustias y preocupación, con un discurso repetitivo en sus comienzos, desacertado, ausente de la realidad que vive el país, desbordado por la situación, sin elementos lógicos y claros para manejar los complejos problemas y con propuestas contrarias a lo que el sano juicio indican; para temas como las relaciones internacionales, lo económico, la producción, lo político, lo legal, la aplicación de justicia, la falta de humildad para reconocer errores, al momento de tomar decisiones que corregirán las desviaciones provocadas por su mentor.


Vi a un hombre sin posibilidad de sacar al país del gran problema que durante 17 años han venido generando. Un hombre que sigue confrontado con el único país que nos “entrega” dólares por el petróleo que le vendemos, proponiéndole un intercambio de “presos” que lo deja muy mal, ya que solicita le sea entregado un hombre nacido en un Estado Asociado a los EUA y sentenciado, mientras que le ofrece entregar a un Venezolano de nacimiento, sobre quien no hay sentencia alguna, y la percepción general del pueblo venezolano es de inocente. Le tocara a otros hablar de lo ilegal.

¡POR DIOS!, en su intervención habla de la producción del CONUCO en un país urgido de abastecimiento masivo y urgente; sigue pensando en el control de precios sin el correcto manejo de los costos, sigue amenazando al sector privado con políticas intervencionista, lejos de general confianza; subraya la sustitución de la producción de los entes privados por los públicos, hace lo mismo con las importaciones; hace caso omiso sobre la unificación cambiarla y un precio del dólar ajustado a la realidad; habla de un fondo estratégico en bolívares cuando nuestro problemas son de divisas (dólares); esos Bolívares se diluirán con la inflación, además no aclara de donde saldrán, y, si lo cubre con dinero inorgánico, estará promoviendo mayor inflación. No admite ni acepta el fracaso del modelo político, económico sino que por el contrario lo recalca, no asume la decisión sobre la modificación de los tratados con Cuba y Petro-Caribe, no dice nada sobre el subsidio de la gasolina.

Lo urgente de la situación lo obligan a salir a buscar dinero fresco que generaran mayor deuda al país. Todo está montado sobre la necesidad de superar la urgencia electoral y a esto le da preponderancia a las soluciones del país que pasan por mejorar y garantizar condiciones de vida para los venezolanos. 

Tal y como están las cosas es para preocuparse y ocuparse, el país le quedo grande y los venezolanos tenemos graves problemas que resolver con la ayuda de Dios, con decisión, sin miedo y haciendo respetar la Constitución que da muchas salidas para la crisis.


Edgar Luzardo Añez

04 de enero de 2014

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